El Club de los Corazones Rotos

Hay historias que siempre compartirán el mismo tema, pero que nunca serán dos iguales, por las razones que sean. A primera vista, esta novela es un plagio de 3MSEC, ya que la trama es muy similar: el chico guapo medio criminal que se enamora de una chica convencional y se conforma un sentimiento correspondido... Solo que en esta historia, Babi se llama Becky y es pelirroja, H es Sorok, un adolescente que acaba de perder el sentido a su vida después de que los malos rollos evaporaran todo aquello que movía y le otrogaba vida: una banda terrorista. Ambos jóvenes viven en la periferia de Nueva York y llevan vidas muy diferentes, hasta que se conocen en un juicio. Becky, que no buscaba problemas de ningún tipo, se ve involucrada en un intento de asesinato por parte de Sorok, y tiene que acudir al juzgado como testigo. Sin embargo, y no por miedo, la chica pone de culpable al agredido, salvando la vida de Sorok, quién a la próxima, puede perder el derecho a la vida. Para evitar esto, los conocidos le piden que vuelva a ser una persona normal y que encuentre un trabajillo para olvidar sus instintos asesinos. De esta manera, un día Becky, quien ya se había hecho a la idea de que no volvería a ver al criminal, se encuentra con este en su propio instituto: es el nuevo conserje.

Desde entonces, Sorok al recordar a la chica y solo conocerla a ella en todo el centro, intenta pedirle ayuda para escapar de sus obligaciones como trabajador, y no se cansará en meterla en líos. ¿De verdad puede haber amor alguno entre estos dos?

No os preocupeis lectores, que los antiguos compañeros de la banda criminal  de Sorok y los amigos de Becky harán todo lo posible por complicar más la cosa... (ya sea vendiendo caramelos con droga en la puerta del colegio o enseándoles los placeres de la vida, como interviniendo como policía en la relación o tratando en explicar la compleja historia de Sorok, que recae en el misterio).

Esta es la historia de Becky, una joven que se acaba de enamorar de Sorok, un chico cuya vida está en juego por cada nuevo segundo que pasa en las calles de Nueva York.