Capítulo 1

Estamos en el segundo piso, eso ya lo sabía nada más venir. Mi nuevo compañero se hace llamar Ángel (un nombre que ciertamente le pega) y el majo de él me explica que hay tres pisos en este edificio que pertenece a la academia: el primero es para los profesores, el segundo es para las chicas y el tercero para los chicos. Una distribución muy poco original… ¿Existirá algún instituto donde mezclen los dormitorios de los chicos con el de las chicas, o viceversa? ahora mismo, como solo he conocido a chicos, me gustaría estar distribuida de un método menos convencional al de siempre… en otras palabras, me encantaría compartir habitación con mi querido Ángel, si es que se puede repartir de dos en dos….

  • Por cierto, ¿Puede haber dos personas en la misma habitación?- le pregunto mientras vamos caminando sin rumbo por el interminable pasillo.

Él ni me mira cuando me responde, pero dibuja una amplia sonrisa, encantado de contestar a mis formulaciones.

  • Claro que sí, de hecho, todas las demás están divididas de esa forma, excepto la tuya, que era solo de una plaza.
  • ¿No hay ninguna más de una persona única?
  • Bueno, también están la de los profesores y… - se acaricia la barbilla pensativo (gesto que me parece muy suyo)- creo que también había una en la planta de los chicos, pero esa es caso a parte

Frunzo el ceño inconscientemente, como cada vez que me dicen algo que no cuadra en mis suposiciones.

  • ¿Por qué?
  • Pues  no sabría que responderte… Todo empezó hace tiempo… cuando los jefes de estudios propusieron escribir historias de miedo sobre rincones particulares de esta escuela. Se inventaron tantos y con relatos tan maravillosos que se presentaron a concursos internacionales.
  • ¿Ganó alguien de aquí?
  • Si, bueno, en parte, a una chica llamada Aurelia le dieron un accésit especial, pero llegó a los tres primeros. No leí su composición pero dicen que es fantástica, que tiene un ligero toque abrumador, gris. Causó mucha impresión a mi mejor amigo, que se compró un libro recientemente publicado de historias de terror donde aparecía la historia de Aurelia, que tenía como trama la existencia de un fantasma en la habitación de una plaza de la planta de los tíos, y que por las noches salía a matar gente  – se pone serio de repente- hubo problemas debido a que el instituto denunció a la empresa a la que había enviado el relato, ya que en las bases figuraba claramente que en el libro se publicaría únicamente a los tres ganadores junto con los premiados de anteriores años.
  • Y a pesar de no haberle dado premio a la chica esa, se lo publicaron por todo el morro… -comprendo de pronto
  • Si, algo así…

Momento personal. En dos ocasiones, mejor dicho, en las dos únicas ocasiones en las que hemos metido en la conversación a otra alumna, siempre ha sido a la dichosa Aurelia. Primero, que es una empollona y luego que convierte un simple relato en una historia de miedo casi tangible…

  • ¿En que piensas?
  • En Aurelia- le digo claramente (suena brusco, pero yo soy así de obvia)- parece que no haya más alumnas que ella…

Él me mira entre sorprendido e irresoluto.

  • Parece mentira que hayas oído ese nombre tantas veces… esa chica no es que sea muy popular por aquí
  • Pues por lo visto, para el canijo de Tom y para ti sí que lo es…

Lo sé, lo sé. Parece que busco en Ángel una promesa de cariño y fidelidad… pero no, solo es que aunque no quiera y no lo haga con mala intención soy adolescente, y las jóvenes como yo necesita ese… ¿cómo decirlo? Protagonismo… (Vamos, que acabar de conocer a un buen partido de chico y oírle hablar de otra chica no entra muy bien por los oídos…)

  • Te aseguro que esa chica no me interesa en absoluto- me confiesa de repente, como si me quisiera dejar… más tranquila. Como insinuando... que está libre… Descarto esa idea de inmediato - más bien me repele…
  • Bueno, pues para ser tan “repelente”, parece que siempre aparece de ejemplo en mis conversaciones con chicos… - le casco

No estoy enfadada, tranquilos, solo me ha salido un tono un poco descarado. Tampoco creáis que me estoy haciendo la duda para gustarle más, porque ahora mismo lo último que llevo en mente es echarme novio. Para eso ya habrá tiempo.

  • Cálmate ya, - Vale, me siento como un caballo ahora mismo, por las mismas podría haber dicho “so…” y no gasta tanta saliva en sílabas.- Además, a ti no te importa mi vida personal…- me espeta, aunque en un tono un tanto dolido, misteriosamente.

No he querido meterme en su vida privada ni mucho menos, y si él lo ha interpretado así, que me lo diga de buenas, y que no se ponga a la defensiva.

Estoy a punto de contestarle mal, pero me contengo. Dos nuevos amigos, al final los dos van a terminar enfadados conmigo por culpa de mi “mal carácter” y pensando mal de mi. Con uno ya me basta.

  • Lo siento, es que tengo un carácter un poco duro…- me intento disculpar, con una voz suave y lo más sincera posible que pueda fingir
  • Y tanto- me encasqueta

Me quedo con un palmo de narices. Estoy a punto de mandarlo a la mierda, pero increíblemente, consigo mantener la calma. Lo he enojado, lo entiendo (también el señor podría dignarse a hacer uso de la paciencia que nos ha sido otorgada a la raza humana) y ahora que lo intento arreglar me desprecia… La mala suerte… noto como me sube por las piernas…

Ángel suspira largamente. Muy largamente.

  • Bueno, sigamos con la visita, no me apetece cabrearme con la única persona que me va a hacer compañía el resto de fin de semana que me queda. – Y comienza a caminar.

Durante una milésima de segundo me quedo sin saber qué hacer, petrificada sobre mis pies bien clavados en el suelo. Parpadeo con escepticismo antes de que mis labios se muevan sin mi consentimiento.

  • ¿Perdón?- le sigo y me planto delante de él, asegurándome de que me escucha- ¿Perdón?- reitero, alzando la voz.

Él (y esto si que no me lo esperaba) me sonríe con afabilidad y me hace lo que minutos antes le había echo a Tom: despeinarme.

Estallo.

  • ¡¡IDIOTA!! ¡ESO PARA LOS AMIGOS ESTÁ MUY BIEN, PERO NO ME VENGAS DE BUENAS AHORA QUE ME HAS CALENTADO POR DENTRO! ¡ADEMÁS, EL PELO SE LO TOCAS  A TU NOVIA Y TODO LO QUE QUIERAS, PERO APRENDE, QUE NO ERES UN CRÍO, A LAS CHICAS SE LES TRATA CON MÁS RESPETO!
  • ¿No decías que no eras narcisista?

Reconozco esa voz, nada más repipi imposible, inconfundible a kilómetros de distancia.  Ese pesado pelirrojo que responde al nombre de Tom. Se me acerca por la espalda.

  • Te preocupas demasiado por tu pelo, como las pijas.

Por favor, necesito Internet para buscar cómo meterle en la cabeza a un crío que las/los pij@s son aquellas personas que se pasan de llevar ropa de marca… y no una chica que está todo el día preocupada por el pelo… En serio, me encanta mi pelo y este es el momento de decirlo, porque es voluminoso y tiene un color oscuro precioso, pero esto es IMPOSIBLE. Me falta mitad de un día para empezar las clases y no me veo capaz de convivir durante TODO ese tiempo con estos dos desustanciados. Encima me tienen rodeada, por proa y popa. Delante tengo a un gacho que me saca media cabeza y por detrás a un enano al que se la saco yo (la cabeza, malpensados). Una pequeña observación. Vamos en escala de alto a bajo o viceversa, según por donde empieces. (Ejemplo de absurdez con fin de escapar de la realidad).

  • Callaos ya los dos, pedazo pesados. ¿            Me ibais a enseñar el insti, no? Pues venga, ¡ánimo, yo os sigo!

Y como era evidente, ambos me ignoran. Se han puesto a hablar de lo estúpida que soy y de las pocas tetas que tengo. (Maneras de ofender estándar).

  • Ya os vale, ya… - les digo con cara de desesperación- en ese caso me hare una “autopresentación” si os parece mejor…

De nuevo pasan de mí por completo. (Sí Tom, efectivamente, llevo sujetador con relleno).

Decido pasar de nuevas posibles estupideces, así que me voy dejándoles atrás. Abandono el largo pasillo lila de las chicas y me detengo en las escaleras de caracol, y recuerdo lo imposible y eterno que ha sido subirlas con la maleta. Estaba pensando en bajar a visitar la primera planta de los profesores y descender hasta abajo para ir al patio, pero decido subir al pasillo de los chicos, a visitar esa habitación tan misteriosa de la cual solo se había echo un relato de terror…  de la primera escalera surge un débil y siniestro crujido.

La subida se me ha hecho eterna debido a la angustia y miedo que me ha ido surgiendo conforme iba subiendo. Finalmente, alcanzo el verde pasillo de los chicos… que se va prolongando hacia la oscuridad. Al final del todo… una franja de luz en el suelo proveniente de la habitación que corresponde a la mía hablando de plantas. La habitación de plaza única.

Me aproximo despacito, tragando saliva. Siento que afuera hay luna llena, brillante, redonda. Las ramas desnudas de un siniestro árbol tapan parte de su figura. Lo admito, me estoy asustando hasta los huesos. De repente, me vienen a la cabeza horribles imágenes de gente muerta y niños ensangrentados, no en el cuerpo, sino manchados de rojo alrededor de la boca… un zoom acerca hacia mis ojos la imagen del cadáver, su cuello, destrozado, mordido, empapado de sangre. Me aparto estos pensamientos de la cabeza y al hacerlo se me debilitan las piernas y caigo al suelo. Respiro hondo tratando de tranquilizarme. Solo son imágenes. Pesadillas vivas.

Un nuevo intento para incorporarme, consiguiéndolo a la primera, me aproximo un poco más hacia la habitación. Noto un escalofrío que me recorre el cuerpo al verlo. Al ver materializada mis terribles imágenes allí en el suelo. Un bulto ensangrentado en la alfombra del corredor. Un hombre muerto. Una raja de sangre en su cuello… y un rio de sangre que sigue… lo sigo con la mirada, paralizada, que continúa hasta la franja de luz de la habitación de una sola plaza. El terror se hace cargo de mi cuerpo y como una marioneta salgo corriendo de vuelta a las escaleras. Las bajo a tropezones y llego al pasillo de las chicas. Se me caen las lágrimas al ver que mis dos nuevos amigos no están en el pasillo. Me da miedo estar sola, pero aun así entro en mi cuarto y en un rápido movimiento cierro la puerta tras de mi y me apoyo en ella.

Silencio.

Solo se oyen mis rápidas pulsaciones y mi inquietante respiración. Por fin calma… soledad.

Y de repente siento algo, una presencia tras la cama… no aparto la vista del mueble. 

  • Tranquila, que somos nosotros…- oigo la suave voz de Ángel, que acaba de asomar su cuerpo de detrás de la cama. Junto a  él está el niñato entrometido.

No lo aguanto más. Lo he pasado muy mal al ver aquel cuerpo inerte manchado de su propia sangre (todavía dudo de que haya sido real) para que ahora estos dos idiotas me estén jorobando con  sus tonterías de asustar a la gente.

Y esta vez, les grito, rabiosa, iracunda, con fuego en mis ojos.

Estoy completamente segura de que voy a coger un trauma al ver al muerto, y que ellos también lo van a coger al verme de esta forma. El lado más oscuro de mi alma, tan  abrumador como mis ojos teñidos de cólera en este instante.

Y no me lanzo a ellos  como una tigresa, sino que el fuego ocular derrite mis párpados y rompo a llorar, angustiada, saliendo corriendo de la habitación y cerrando de nuevo la puerta con que va a ser si no, que con un brusco portazo, señal de mi cabreo. No puedo más. En serio.

Me dirijo a la biblioteca, con la sangre ardiente recorriéndome todo mi cuerpo y con el pánico pisándome los talones.

Tras haber bajado las escaleras (tanto subir y bajar me va a poner dolor de cabeza) y recorrerme la sala Principal, por fin, he llegado a mi destino.

Me encuentro ante las puertas de la detestable biblioteca. Penetro en el interior sin dudar no sin antes haberme parado a descansar durante unos segundos, con la respiración entrecortada y casi tosiendo.

Es mucho más grande de lo que me había imaginado. Un mar de libros en estanterías de maderas oscura de impresionante e inimaginable altura se alzan ante mí. Pasillos repletos de lecturas, a rebosar de conocimientos. La madre del saber. La querida  biblioteca.

¿Dónde narices puede estar el libro de relatos de la nombrada empollona? ¿Cómo se llamaba… ¿ ella no, el libro. Aunque pensándolo bien…no me vendría mal conocer el nombre del autor… ¡por qué los libros están ordenados por el nombre del escritor¡

Qué me estas contando….

  • ¿Buscabas algo?-  oigo una juvenil voz tras de mí.
  • ¡SI! - me giró rápidamente disimulando no sé el que (¿de verdad cree que he venido aquí a leer? dios… ¿Qué va a pensar de mi?)

Ante mi se alza la esbelta figura de una chica de pelo largo y castaño con gafas, vestida con ropas algo pasadas de moda. Sus ojos, también marrones, me miran inquisitivos.

  • He venido aquí para buscar solo un libro… no para leerlo….
  • No me extraña, no tienes mucha pinta de leer- se ríe con franqueza, si es que existe algo como tal
  • No es para mi, es para una amiga

Menos mal, la primera chica que conozco resulta ser una persona que me entiende con solo verme… aunque sea para aludir a mi falta de cultura…

  • Oh, de acuerdo… ¿Buscabas algo en particular? ¿O prefieres que te guie un poco…?
  • Es un libro de cuyo título no consigo acordarme- me río cínicamente. Me percato de algo- Un  momento…. Tú… ¿trabajas aquí, de bibliotecaria?
  • Necesito sacarme algunas perrillas…
  • ¿Pero tienes edad para trabajar?
  • No… pero creo que no me has entendido- me mira un momento para comprobar si reacciono, nada, así que ella misma se explica- soy escritora, vengo aquí para recoger el material… pero como me gusta mucho esto de los libros y ayudar, actúo de bibliotecaria aficionada para los que se quedan aquí durante vacaciones.
  • Ahh…- es lo único que puedo decir, aunque sí que puedo imaginarme a Ángel viniendo todos los días a leer libros.

Saco una pequeña conclusión.

  • ¿No serás la chica que ha ganado un premio de relatos a nivel internacional?- le pregunto atónita

Ella sonríe y baja la mirada, como avergonzada.

  • Podría decirse así… -dice con un hilillo de voz.

¡¡¡Aleluya!!!, ¡Milagro!… no sé como expresar mi entusiasmo (puede que la mala suerte se me esté yendo por momentos).

  • En ese caso tienes que ayudarme…

Cojo aire antes de comenzar. Esto va a ir para largo… o para corto… ¿Quién sabe?

  • Acabodellegaraesteinstitutoporqueunaamigamelorecomendóparacurarmigafedad,soloestándoschicosasquerososquenotienencompasiónpornada,yporsifuerapocomeheencontradoconuncadáverenlaplantadeloschicosfrentealahabitacióndesocupadaentoncescreoquesedebeaalgunamaldiciondeellibroqueescribistey…y….y…

Me mira boquiabierta, pero tranquila, y enseguida sonríe diciendo.

  • ¿En serio crees que me he basado en escribir algo real?
  • No…exactamente- respiro profundamente- insinúo, siento si te molesta, que esta sucediendo más o menos lo que has escrito en ese libro…

Me mira dudosa (siempre me esta mirando de una forma ¿no?)

  • ¿Acaso te lo has leído…?-inquiere con exasperación. Con ver mi cara se conforma- Mmm…  vale. O por lo menos saber de qué va…

Me quedo pensativa (que poco me pega).

  • De muertos- digo solamente

Intuyo que ella trata de contener las ganas de echarse a reír.

  • Si… veo que estas muy enterada…
  • ¿Entonces…?

Sonríe siniestramente.

  • Tranquila, sé lo que esta pasando. Te daré una pista… no es nada peligroso… En serio, no te tomes nada muy a pecho aquí, tú solo piensa que los cadáveres que ves son solo parte de una obra o que la sangre derramada por los pasillos es solo un escenario…-deja caer.
  • ¡¿Están rodando una película en el instituto?!- casi grito de la emoción. Pero en el fondo, estoy mucho más tranquila (No hay muertos de verdad, nada es cierto… pffff que alivio).

La muchacha se encoge de hombros y hace una mueca extraña con la boca.

  • No te lo puedo decir. Es una sorpresa de los alumnos de cuarto...

¿No sabéis lo que es sentirse tan aliviada después de un subidón de adrenalina sin sentido? ¿Alguna vez os habéis creído algo persistentemente y finalmente descubrís que no era importante?

Es una sensación agradable. Sobre todo si te habías sobrecogido con lo ocurrido…

  • Bueno, creo que voy a cerrar ya…- me comunica haber consultado su reloj muñequero- es tarde y mañana es día de escuela… -me mira como con pena- Lo siento, si quieres venirte mañana en la hora del recreo y te dejo el libro… aunque te advierto que casi nadie viene. Suelen acudir aquí más en las horas de clase para perder el tiempo que cuando les toca salir al patio a ni hacer nada…

Amor, acabas de descubrir el horario (o los anhelos, según qué casos) de todo adolescente de nuestra edad.

  • Vale… ya veré. Pero no te prometo nada… por cierto… ¿Tú eres Aurelia, no?

Ella resopla con frustración.

  • Sí, odio mi nombre… así que llámame Aura… me parece más bonito

Ahora que lo pienso, si que es feo el nombre que tiene. Pero ni ella, ni yo, ni nadie, lo podemos remediar ahora mismo. Nadie elegimos cómo va a ser nuestra vida o no tenemos la culpa de lo qué se habrían fumado nuestros padres en el momento de dar al Ayuntamiento el nombre de su futura hija…

  • Yo soy Sheila, encantada- me mira como si se hubiera encontrado con una revelación divina en mí o algo, por la manera en la que contiene la respiración y abre los ojos de par en par.- Bueno… sí, mi nombre es bonito y poco corriente… no me puedo quejar…- termino por decir.
  • Nunca había conocido a ninguna Sheila, la verdad
  • Ni yo a ninguna Aurelia…- le respondo con una sonrisa, con el mismo tono alegre y decidido con el que me habla ella.

Créeme, guapilla, dudo mucho que me vuelva a encontrar a una adolescente con ese nombre en toda mi vida…

 

Al final la Aurelia me ha dicho que tiene una puerta para el personal autorizado o no sé qué y que por ahí llegaría antes a su cuarto. Me ha invitado a pasar pero lo he visto tan oscuro y tan repleto de telas de araña que me ha dado mal rollo y he preferido salir por la puerta principal.

Creo que ya basta de olor a tétrico por hoy.

Así que abandono la biblioteca disimuladamente, cerrando (esta vez sin portazo) la puerta con cautela.  Tanto ímpetu para entrar para que acabe sin libro y con el misterio rodeándome de nuevo (y esta vez sus protagonistas son los alumnos de cuarto. Vale, pensar en estos me hace pensar en chicos mayores buenorros haciendo de salvadores de la humanidad en una tierra de zombis. Casi me imagino sus cuerpos empapados de sudor y con las ropas destrozadas a causa de las peleas… y… y… ¡Despierta, Sheila! Es una obra de teatro no una película en la gran pantalla...).

Subo sin hacer ruido las escaleras, atravieso el pasillo y entro en mi cuarto, esta vez para no volver a salir hasta el día siguiente, cuando las clases empiecen. Deseosa de que llegue el esperado día deshago la cama y por cierto, no me meto en ella, sino que me dispongo a cerrar la ventana. La debía de haber dejado abierta cuando salí la última vez. O lo dos pardillos se habrán largado por allí…

Asomo la cabeza por el marco. La luna brilla más viva que nunca sobre un manto negro… la ciudad se alza ante mí, parece distinta, porque… pues porque lo es. Nuevo instituto, nueva ciudad. Empieza una nueva vida…

Y… ¿Por qué hay un papel colgado de una cuerda en mi terraza. Salgo instantáneamente afuera y lo recojo. La cuerda lo ha traído desde el piso de arriba. Hay un mensaje escrito en letras de tinta azul.

 

 

 

 

“perdonanos nueva, puede que los chicos seamos unos inmaduros depues de todos. Sinceramnte, te queríamos meter” (no penséis mal)”un susto cuando volviste. Sorry¡ .  Nos vemos mañana eh¡¡¡

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Me he quedado en blanco… estos dos puede que no sean tan tocapelotas después de todo…

Le doy la vuelta a la hoja, por donde está en blanco y escribo con un bolígrafo que recuerdo en la maleta esto:

 

 

CABRÓN  YA  TE  VALE  YA

PERDONADO       C

 

 

 

 

 

 


 

Estiro de la cuerda, que se eleva de repente ante mi fuerza. Justo lo que esperaba. Sigo con la mirada el lento movimiento del papel. Cuando la carta llega a la habitación de arriba, no me sorprende que Ángel se asome, perplejo.

Le miro reflejando la verdad en mis ojos.

Comprende y se le forma una curva en sus labios, asintiendo con ellos.

Me cede el honor de romper el contacto visual, y no lo deniego. Sin una palabra penetro de nuevo en mi cuarto cerrando la ventana tras de mí. No bajo la persiana, como acostumbro a hacer.

 Simplemente quiero que la luna ilumine mis sueños. Que los guíe para eludiendo las pesadillas de tanto muerto por el suelo.